martes, 4 de febrero de 2014

Descripción subjetiva

      La piscina del polideportivo es preciosa. A la entrada, nos encontramos con un bar que llena de olores fantásticos el porche. Después, continuando hacia delante, vemos pequeñas escaleras ligeras con vallas que aportan seguridad. Al continuar avanzando, pisamos un verde césped, que, con solo mirarlo, nos llenamos de armonía. Rodeados por altos árboles se encuentran los merenderos de madera clara y suave. Seguidamente nos encontramos con una piscina para los niños más pequeños, allí jugaba yo cuando era tan solo un bebé. Recuerdo que esa piscina me daba paz y siempre le pedía a mi madre que me levara allí. Continuando hacia el frente seguimos pisando césped y nos encontramos con unos árboles robustos y altos donde ponía mi merienda.
       Giramos a la derecha y nos damos de bruces con una vallas donde solía jugar con mi hermano y mis primos. Das dos pasos más al frente, y ahí está, la preciosa piscina grande, donde aprendí a nadar con tan solo cinco años, donde aprendí lo que era esfuerzo, aún me da cada día que voy, el recuerdo de mis clases y del frío al salirme del agua. Me encanta ir allí porque es fantástico pisar su entorno. Para otros será una simple piscina, pero para mí es un hogar, una satisfacción muy grande sentir el calor de su sol, de su bienestar natural.
     Toda la piscina está rodeada por unos verdes arbustos con amplias hojas y bonitas flores, tan bonitas que te dan ganas de mirarlas una y otra vez.
     Ojalá esa piscina esté abierta muchísimos años para que mis descendientes puedan saber lo que es estar en paz y armonía, tomando el sol y mirando su verde y bien regada vegetación. Yo iré a la piscina del polideportivo de mi pueblo el resto de mis días.

Celia Blanco Moreno 1ºB.

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