Un año más celebramos el
concurso de CARTAS
DE AMOR en
el IES Profesor Juan Bautista de El Viso del alcor. Han sido más de
cincuenta cartas las seleccionadas para la final, y, tras la lectura
y la valoración del jurado, han resultado ganadoras las siguientes:
Almas gemelas (Laura
García de los Santos, 4º ESO E), Carta
a la soledad
( Rubén Izquierdo Sánchez, 3º A), Eterno
diciembre
(Ángela Lozano Santos, 4º ESO E). Además, han quedado finalistas y
empatadas, las siguientes: El
significado del amor
(anónima), Atardecer
(Alejandra
Jiménez Ortega, 2º D)
y Un amor de
otoño
(Gema
Jiménez, 4º A).
Esperamos
que disfrutéis de su lectura.
¡Enhorabuena
a los premiados!
GANADORES
ALMAS
GEMELAS
Cartas
de amor; cartas llenas de sentimientos; cartas que hacen que se te
erice la piel o que los ojos se te llenen de lágrimas. Las cartas de
amor no tienen por qué estar dirigidas a una pareja; estas cartas
son escritas a las personas que más amas. Mi carta está dirigida a
ellas. Sí, a ellas; a las personas que sacaron mi mente, mi corazón
y mi alma de un agujero de inseguridades y oscuridad. Son las
personas que, con solo una mirada o unas palabras en momentos con
muchas piedras en el camino, saben ayudarte, escucharte y
comprenderte cuando nadie más podría hacerlo nunca. Sabes que todo
irá bien si están contigo. Son aquellos momentos que vivimos juntas
los que guardaré en mis recuerdos; son personas que te dan vida
cuando lo único que quieres hacer es no seguir intentándolo.
Sabes
que quieres a una persona cuando cualquier cosa que digan o les pase
puede afectar tu vida de manera permanente como dijo Mario Benedetti:
"Que llegue quien tiene que llegar, que se vaya quien se tenga
que ir, que duela lo que tenga que doler y que
pase lo que tenga que pasar". Pero, a esta frase le pondré un
pero; las almas gemelas están destinadas y tengo muy claro que
vosotras sois mi destino. Mi alma gemela no será ninguna pareja.
Seréis vosotras. Cada una de nosotras tiene un pedazo del resto
dentro, y es lo que nos hace ser mejores cuando estamos juntas;
porque un amigo es alguien que conoce la canción de tu corazón y
puede cantarla cuando a ti ya se te ha olvidado la letra.
Juntas
hemos pasado por un infierno, pero hemos seguido unidas. Nos
merecemos un aplauso. Un aplauso por las personas que sabemos toda la
verdad, pero queremos saber hasta dónde llega la hipocresía de los
demás.
Opuestas,
esa es la palabra de lo que creíamos que éramos. Nos creíamos tan
distintas, tan opuestas, tan ajenas... ahí estaba la conexión, y
esa era la coincidencia. Sois desde
lejos
la coincidencia más bonita de mi vida.
Sois
las personas con las que quiero experimentar esas cosas que quedan
marcadas. Vosotras marcasteis un antes y un después. Dejasteis una
huella en mí. Una marca que no se podría borrar en ningún momento.
La vida y el destino nos juntaron, así que lo que la vida ha unido
que no lo separen las personas.
Lo
único que podría decir para finalizar es un mi más sincero
“gracias”.
Sin
vosotras la vida sería aburrida
En
mis ojos siempre seréis arte.
Laura
García de los Santos, 4º ESO E
CARTA
A LA SOLEDAD
Finalmente,
lo acepto. Esta es una decisión que iba a tomar tarde o temprano. No
es esta una decisión coherente, sino la única viable. Tras profunda
meditación, he comprendido
que
he de acostumbrarme a ti, a tu gelidez, a tu silencio, a te
incertidumbre, a tu compleja sencillez...
Ya
era hora de darse cuenta de que en la mayor parte de mis recuerdos
corrientes siempre solías estar presente, “acompañándome”. A
ti, testigo de mis penas y mi sacrificio, te acepto.
Por
lo que, entiendo que me debo olvidar de la calidez, desde que me
hallo prisionero entre estas fúnebres montañas. Oh, soledad...
Quisiera conocerte y a la vez pienso que no hay misterio restante. Tu
constante presencia, tranquila pero no reconfortante, eterna pero
joven.
|Tú,
amarga soledad, eres todos aquellos recuerdos en los que no siento
nostalgia, y te centras constantemente en crear nuevas memorias, con
un toque demasiado amargo y estremecedor.
Sin
embargo, y repito, no tenía opción. Nunca en mi vida tuve pleno
control en esta, ni en nada realmente. Tú derivabas de todas esas
acciones hechas bajo ese descontrol, cque no fueron pocas. Repito, tú
siempre estuviste ahí.
Y,
para lo que es de mi vida siempre estarás, por lo que con mi
fulminado corazón en un puño e imbuido en la melancolía aprenderé
a amarte.
Rubén
Izquierdo Sánchez, 3º ESO A
ETERNO
DICIEMBRE
A
Jack Ross.
¿Te
he dicho lo mucho
que me fascina decir tu nombre? Es un delirio y solo tú provocas eso
en mí.
Estoy
preparada para tener un futuro contigo.
Quiero
ir de la mano contigo enfrente de todos, quiero pasar por todas las
etapas de mi vida contigo y cuando estemos demasiado ancianos
reprocharte que yo tenía razón al decir que sí eras el amor de mi
vida.
¿Alguna
vez has sentido que el mundo se te cae encima? ¿Que todo el mundo se
pone en tu contra? ¿Que llega un punto en el que estás tan abajo
que solo ves oscuridad? ¿Que la frialdad te consume?
Así
me sentía hasta que tú apareciste, completando mi oscuridad con tu
luz, y tu calidez con mi frialdad, completándonos como un eclipse.
Y
puede que llegaras un poco tarde (diablos, Jack, ¿dónde estabas?
¿Por qué llegaste tan tarde?) … Pero ¿te acuerdas cuando hicimos
maratón de películas Disney? ¿Y cuando fuimos a aquella tienda de
cómics?
Nunca
entenderé esa obsesión tuya por los superhéroes. Pero no importa,
supongo que hay personas por las que vale la pena derretirse. Por
eso, te amaré hasta que mi alma deje de existir, porque mis sueños
solo están completos cuando tú estás en ellos.
Así
que haz el favor de cuidar de ti, que yo sé que puedes, eres muy
fuerte chico de los recados.
Siempre
existirás en mi corazón y en mi realidad ya que otros solo ven
simples letras y yo veo a través de ti.
Por
siempre tu lectora.
Mushu
Ángela
Lozano Santos, 4º ESO E
FINALISTAS
EL
SIGNIFICADO DEL AMOR
Hace
mucho pensaba que amar
significaba
enamorarse, encontrar a la persona indicada, tu media
naranja.
Creía que solo podías ser feliz encontrando una pareja. Crecí
pensando que amar
no era más que una palabra con un significado superficial que la
gente había exagerado.
Pensaba
que era sencillo y que solo se presentaba en formas simples, como el
cariño que le tienen a una mascota, a un familiar o a una pareja.
No
era capaz de ver más allá, no entendía el porqué muchas personas
estarían dispuestas a dar su vida o arrebatar la de otros incluso.
Lo
pensaba. Así de sencillo lo veía todo, con la mirada de que
enamorarse era algo sobrevalorado, algo que no iba más allá de un
sentimiento efímero y simple. A veces, incluso, llegué a pensar
que era mentira, sí, todo aquello que la gente contaba, que las
películas, libros, series… no eran más que invenciones de
personas imaginativas, soñadores sin remedio que intentaban hacer
creer que
algo tan simple fuera lo que da sentido a la vida.
Pero,
en un determinado momento, llegó a mi vida, como un tren que al
pasar por la estación hace temblar todo a su alrededor.
Fue
extraño lo que, al principio, era una simple amistad, y después se
convirtió en lo que me daba la vida, y, más importante aún, las
ganas de vivirla. Me di cuenta de que el amor no es solo
enamoramiento se pareja , sino también de amistades. Que los amigos
tenían incluso más importancia que un romance. Lo que antes veía
como un pozo oscuro, algo vacío, conexiones por puro interés, por
aburrimiento, por necesidad; ahora se convertía en un motivo para
seguir adelante.
Poco
a poco encontré el sentido a lo que la gente consideraba algo tan
abstracto, tan indescriptible. Pequé de inocencia al creer que el
amor sólo es capaz de dártelo una persona, lo que suele llamarse tu
alma gemela.
Las personas dan poca importancia a la amistad y al disfrute, solo se
centran en encontrar a alguien que les dé la felicidad, pero
realmente no se fijan en lo que tienen alrededor.
También
me di cuenta de que cuanto más pasa el tiempo, más se pierde, y que
eso significa el fin.
Por
eso, esta carta os la dedico a vosotros, a los que me sirven de apoyo
cuando no encuentro nada más alrededor.
Ahora
entiendo, aún sin amar a nadie, por qué hay personas que están
dispuesta a dar su vida, a entregarse a algo o a alguien, a sufrir
incluso, solo por una palabra con sentido efímero y abstracto.
Gracias
a vosotros, a pesar de que sé que no siempre estaréis ahí y que
algún día esta carta será solo un recuerdo de un fantasma del
pasado, tengo
motivación por vivir, por entregar mi vida entera solo a disfrutar
de la vida, amando cosas materiales, inmateriales, a gente, o
simplemente amando.
Porque
amar no solo es querer algo o a alguien, amar es vivir, morir,
disfrutar, sufrir. Amar es ese significado oculto que tiene la vida:
amar es vivir.
Anónimo
ATARDECER
El
atardecer, ese que llena la vida, que cura mis heridas. No importa
qué día sea, a lo mejor ese día mis ojos han estado llenos de
lágrimas o llenos de brillo. Pero eso no importa.
Como
dijo Lope de Vega: Atreverse, desmayarse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal esquivo...Eso
siento yo al ver esa mezcla de colores pintados en cielo.
Al
observarlo, me trae todo el dolor que he podido sentir en mi corazón,
para después convertirlo en alegría. Es como una cura, como una
tirita, como ese beso que te daba tu madre en la rodilla cuando
caías.
El
atardecer, el intermedio de la noche y el día, del dolor y la
alegría, de la luz y la oscuridad. Es el punto intermedio, el punto
perfecto.
El
saber que está acabando un largo pero precioso día, donde ha habido
oscuridad pero también ha habido rayos de sol. Ha sido un día en el
que has tenido la oportunidad de dar abrazos a la gente que quieres,
de llorar mientras sentías que el corazón se te salía del pecho.
Ha sido un día de hacer locuras buenas o malas, un día para
aprender, para equivocarse, para salir, para quedarte en tu casa,
para enfadarse, para tener miedo…
Ha
sido un día completo y sabes que se acerca la noche, pero recuerdas el día con alegría e incluso tienes ganas de que empiece a
anochecer. Pero realmente no sabes en qué momento llegará y eso es
lo que te impulsa a hacer locuras a la luz del día.
Ya
estás en ahí, en esa fina línea, esa que te cura el corazón y te
da ánimos, esa que te recuerda que, aunque el cielo oscurezca, aún
quedan horas del día.
Todos
necesitamos el atardecer
para intentar recomponer nuestro corazón roto, para acordarnos de
los buenos momentos y darnos
cuenta de que hemos superado los malos. Para darnos cuenta de lo que
de verdad importa.
Para
darnos cuenta de que ese cielo de color claroscuro o con una mezcal
de colores, sigue siendo maravilloso.
Alejandra
Jiménez Ortega, 2º D
UN
AMOR DE OTOÑO
Esta
carta es para alguien al que el amor no le parecía suficiente.
Alguien a quien se le olvidó el cariño cuando cambió de estación.
Pero
yo sí me acuerdo de ti y de esos ojos que me observaban en silencio
la primera vez que nos vimos con el fondo de esa canción que tanto
nos gustaba. Y tal y como ocurre en la música, los silencios eran
tan importantes como el sonido. Se dice que se tarda ocho segundos en
enamorarse, y eso fue lo que duró nuestra mirada.
La
verdad es que nunca había pensado en el amor hasta que vi que tú
sí. Y si enamorarse, tal como mi madre decía, era perder: yo había
perdido, de la misma manera en la que me perdía en tu mirada, en
tus manos, en tu risa, en tu ser.
Perdí
de la forma más bella posible. Y perdí junto a ti.
Me
hacías sonreír cuando caminaba por la calle sola, simplemente al
recordarte; sonreía por las noches cuando pensaba en tus palabras;
sonreía cuando abría el teléfono y aparecía tu foto de perfil. Y
sonreía tanto que, solo cuando no lo hacía, me daba cuenta.
Solo
tenía la certeza de que todo no era un sueño, porque yo no tenía
imaginación, o no la suficiente para imaginarme a alguien tan genial
como tú. Si mi imaginación se encargaba de convencerme de que eso
no era un sueño, mi corazón no hacía más que darme razones para
creerlo. Sin embargo, tal y como los sueños se desvanecen, alguien
me despertó y todo llegó a su fin.
Nuestro
a mor no era más que un amor de otoño, no lo suficientemente cálido
para el verano y demasiado frío y superficial para resistir a ser
congelado con la llegada del invierno.
Nuestro
amor empezó a desmoronarse cuando sentía que mis manos, en vez de
amarte, te agarraba; cuando sentía que tus ojos ya no brillaban
conmigo, sino sin mí; cuando te pregunté si me querías y me
dijiste cosas bonitas, pero no me dijiste que sí.
Y
me duele que pensaras tanto en el daño que me harías yéndote,
cuando lo que más me duele ahora es que no confiaran en mí lo
suficiente como para echarme de tu vida.
Si
no me querías, haberlo dicho alto y claro.
Si
querías que me callara, haber amado en silencio.
Si
querías irte, haber salido por la puerta; yo te la señalabas si
querías.
Hubiera
odiado que lo hicieras, pero hubiera odiado más aún que quisieras
hacerlo y no pudieras.
Entendí
que quizás no es un juntos para siempre,
sino un juntos hasta que nos dejemos de amar.
Y
eso, esta vez, no fue para siempre.
No
hubo final feliz ni comieron perdiz. Todo simplemente finalizó tal y
como finaliza el otoño: FRÍO.
Gema
Jiménez, 4º A