Nuestros alumnos de Cuarto de Diversificación nos cuentan en qué se han convertido por unas horas, por unos días, para siempre...
Mi vida de perro
Una mañana me
levanté y descubrí que estaba durmiendo fuera de mi casa y al
levantarme, vi que tenía dos patas en vez de brazos, y pezuñas en
vez de manos. Me di cuenta de que no era un sueño, porque me mordí
con mis afilados colmillos las patas y seguía aquí. ¡Era mi perra!
no me lo podía creer, casi me desmayo.
Al rato salió mi
madre de la casa, pero, como yo soy un perro … intenté
comunicarme con ella, pero solo escuchaba el ladrido de su perra. Yo
convivía con otros perros como Nala, que en este caso es mi hija, y
Duque, mi amigo, y encerrados en las perreras estaban Jani y Tango,
y al lado Canela con sus tres pequeñines: Curiosa, Rubia y Palomo.
Más tarde salió
mi dueño José María, que antes era yo, y me llamó para que me
metiera en el cobertizo para cazar una rata. Me di cuenta de que el
resto de mi vida lo pasaría siendo una perrita llamada Negri, pero
no pasa nada, me acostumbraré, porque como los perros no tienen ni
colegio, ni que trabajar pues es muy guay, es como un sueño hecho
realidad.
José María
Gómez Cava,4ºB
Las únicas almas del planeta
Una mañana de invierno, me levanté para ir al instituto algo rara;
no sabía que ocurriría pero tenía un mal presentimiento, no eché
mucha cuenta y me fui para el instituto. Cuando llegué no había
nadie. Yo, angustiada y asustada, miré por todas las clases y por
todos lados, “ya me noté yo un poco rara al despertar esta
mañana”, dije.
Llorando me fui a mi casa, sin saber lo que pasaba, las calles y
todo vacías… cuando llegué a mi casa, estaba mi madre y me dijo
“tranquilízate, y dime que te ocurre”. Ella me abrazó; “
mamá, no hay nadie en el instituto, ni en ningún sitio ”.
Ella,angustiada, lamó a mi abuela, mis primas, mis tías… pero
nadie cogía el teléfono. Fuimos a sus casas, nadie había por
ningún sitio.
Era la hora de comer, y no teníamos nada; tuvimos que ir a la
tienda, pero tampoco había nadie aunque la tienda estaba abierta.
Entramos y cogimos comida. Nos dimos cuenta de que todo el mundo
había desaparecido, y mi idea fue de ir a las tiendas y coger lo que
me gustase sin pagar nada.
Cuando pasó un mes, una mañana al despertar iba a ir a la tienda,
y cuando salí de mi casa estaban mis vecinos. Me quedé asombrada y
se lo dije a mi madre, mi madre salió y habló con las vecinas y
ellas dijeron que no sabían lo que había ocurrido.
Aroa Barrera
¿Quién soy yo?
Me levanto una
mañana de viernes cuando mi hermana pequeña, Lucía,me dice: Elena,
¿qué haces aquí, no te fuiste ayer para tu casa? Le contesto
histérica: qué dices, ¿estás de broma? Llego tarde al instituto y
no estoy para bromas, mi hermana se queda extrañada; intento buscar
a alguien en casa para que me diga por qué está así, por qué me
llaman Elena cuando realmente me llamo Nerea. Busco en el salón, en
el cuarto de mis padres y no los encuentro. Ayer mi hermana pequeña
jugando con el balón me rompió el único espejo que quedaba, el
del pasillo. No tengo donde mirarme y ya son y 25. Me dispongo a ir
al instituto a hablar con Elena, pero no la encuentro por ningún
lado, siento a alguien detrás de mí cuando miro y me veo a mí
misma, no lo entiendo, cómo puede ser perfecta, igual que yo.
Me desmayé, me
encuentro en la sala de profesores, ella estaba conmigo dice de ser
mi amiga pero es “yo”, ¡no lo entiendo!
Me he convertido en mi amiga, pero aún no me he visto en el espejo,
es como si no existieran. Escucho voces raras diciéndome:
“despierta, Nerea, vas a llegar tarde, los papás se fueron de
viaje y aún no han vuelto”. Era una pesadilla. ¿Cómo me ha
pasado esto?
Ana Belén Moreno
4º B
¿Y este nuevo idioma?
Me desperté una
mañana de invierno muy temprano, a las 7 de la mañana exactamente,
a esa hora mi madre ya estaba despierta. Cuando me acerqué a ella se
dirigió a mí en un idioma que yo nunca había oído, ni en el
colegio, ni en la televisión. En ese momento estaba desconcertado,
me fui corriendo a mi cuarto y me metí en la cama muy asustado,
aunque mi mente intentaba transmitirme que no había pasado nada.
A las ocho me
desperté de nuevo, creyendo haber soñado que el castellano había
desaparecido. Me levanté y fui corriendo en busca de mi madre
gritándole “¡buenos días!”, a lo que ella contestó en un
idioma inaudito. Yo estaba confuso, no había sido un sueño, en
todos los canales de la televisión y en las redes sociales se
escuchaba el mismo idioma. Era como si todo el mundo hubiese estado
escuchando ese idioma menos yo.
Ese día estuve
por toda la ciudad a ver si daba con alguna pista, ya que no había
ido al colegio esa mañana porque no entendía nada.
Por la noche me
acosté a las nueve, muy temprano comparado con otras veces, estaba
muy confuso; no había hablado con nadie en todo el día.
A la mañana
siguiente me desperté pronunciando ese idioma que ni yo misma
entendía.
Jaime Martín
Gómez 4ºB
Una vida de perro
Una noche dormía junto a mi perro, cuando me desperté me vi yo
acostada en la cama; cuando bajé de la cama vi que tenía cuatro
patas. Fui a asomarme al espejo y me di cuenta de que me había
convertido en mi perro. Me entraron ganas de hacer mis necesidades y
fui a pedirle a mi ama que me abriera la puerta. Cuando me la abrió,
fui a la esquina y empecé a mear con la pata levantada. Tenía
miedo, pero a la vez me sentía libre: fui dando una vuelta por todo
el pueblo, corriendo detrás de los perros, oliéndole s y meando por
todos lados. La gente me daba voces y quería pegarme, pero a mí me
daba igual, yo seguía mi rumbo. Cuando pasó un buen rato fui
oliendo para llegar hasta mi casa. Allí ya me tenían la comida
preparada, comí y me eché a dormir un rato. A las cinco y media me
levanté y le pedí a mi ama que saliéramos a la calle. Fuimos al
parque y estuve corriendo toda la tarde. Después llegué a casa,
bebí agua y me eché a dormir. Cuando desperté al día siguiente me
di cuenta de que todo había sido un sueño. Ya volví a ser yo, pero
fue una experiencia muy bonita.
Noelia
González Talavera 4ºB
¿Qué pasaría si fuera una
mariposa?
Un día por la
mañana cuando sonó el despertador para ir a clase me sentí raro,
no podía levantarme. Cuando conseguí hacerlo noté como si fuera
volando, tenía polvitos encima del cuerpo, los brazos eran alas, en
lugar de piernas tenía seis patas, y la cabeza era muy pequeña.
Salí volando de la cama, fue asombroso, tenía el tamaño de una
mariposa, todo era muy grande desde mi visión. Mi madre me buscaba
entre las mantas, pero vio que no estaba. Me posé en su cabeza y ni
se dio cuenta. un día después me convertí en gusano y andaba poco
a poco haciendo ondulaciones con el cuerpo. Al día siguiente, al
levantarme, ya era una persona normal. Mi madre me abrazó y me dijo
que dónde había estado, pero no fui capaz de decírselo.
Manuel
Orellana 4º B
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