La historia nos ha sido mostrada de mil y una maneras, pero nuestros alumnos también tienen una forma de contarla, cargada de fantasía y de imaginación. La historia que ellos nos narran se vuelve personal, se vuelve única, se convierte en literatura. Aquí os dejamos unos relatos "históricos" realizados por los alumnos de PCPI2. ¿Verdad o mentira? Lo que tú prefieras.
El
sueño de Ramsés
Cuenta la leyenda que hace unos 5.000 años, en la civilización de Egipto, vivía un hombre llamado Ramsés. Era un sirviente del faraón Tutankamón, pero no era un sirviente cualquiera, era el ‘’ojo derecho’’ del faraón. Gozaba de privilegios que o tenían los otros sirvientes, pero todo a escondidas.
Desde pequeño Ramsés tenía un sueño, quería ser el faraón de Egipto. Un día decidió contárselo a Tutankamón, este lo vio como una locura y le dijo que un sirviente, no podría pasar a ser faraón en la vida. Estas palabras a Ramsés le dolieron bastante, tanto que enfrió la relación con el faraón.
Pasado dos meses Tutankamón mandó a otros sirvientes llamar a Ramsés. Este se presentó de inmediato, sabía que algo importante tenía que decirle. Las palabras fueron ‘’Tengo la solución para que puedas llegar a ser faraón’’. Ramsés se puso muy nervioso, lo primero que preguntó era que qué tenía que hacer, y el faraón comenzó a darle consejos.
Primero tendría que hacerse pasar por noble, después conquistar a una mujer de la nobleza, y por último si nadie lograba descubrir que era un sirviente, el propio Tutankamón le cedería el trono.
Ramsés se lo tomó muy en serio, ya que era el sueño que perseguía desde pequeño.
Lo primero que tuvo que hacer fue dejar de ser sirviente, y cambiar de vestimenta. Fue a un pueblo vecino con Tutankamón, este le eligió y costeó la ropa. Ya iba cogiendo forma de noble. Ahora debería aprender los modales y un lenguaje más culto, para parecer un auténtico noble.
Tras varios meses practicando, ya podía hacerse pasar por noble sin que lo descubrieran.
El próximo paso era casarse con una mujer de la nobleza. Esto le costó más trabajo, ya que en su vida de sirviente no había podido mantener relación con ninguna mujer, pero tras un año, Ramsés consiguió encontrar a la mujer, con la que tendría un hijo.
Ya solo le quedaba un paso, que Tutankamón le cediera el trono. Y así fue tras varios años persiguiendo su sueño, Ramsés se hizo con el poder de Egipto. Había pasado de ser sirviente a faraón. Esto era una cosa inimaginable para un sirviente, y todo fue gracias a Tutankamón. Ramsés para agradecérselo mandó a construir la esfinge mayor creada con la cara de Tutankamón, y esta es la historia de cómo un sirviente pasó a faraón en tan sólo tres años….
Cuenta la leyenda que hace unos 5.000 años, en la civilización de Egipto, vivía un hombre llamado Ramsés. Era un sirviente del faraón Tutankamón, pero no era un sirviente cualquiera, era el ‘’ojo derecho’’ del faraón. Gozaba de privilegios que o tenían los otros sirvientes, pero todo a escondidas.
Desde pequeño Ramsés tenía un sueño, quería ser el faraón de Egipto. Un día decidió contárselo a Tutankamón, este lo vio como una locura y le dijo que un sirviente, no podría pasar a ser faraón en la vida. Estas palabras a Ramsés le dolieron bastante, tanto que enfrió la relación con el faraón.
Pasado dos meses Tutankamón mandó a otros sirvientes llamar a Ramsés. Este se presentó de inmediato, sabía que algo importante tenía que decirle. Las palabras fueron ‘’Tengo la solución para que puedas llegar a ser faraón’’. Ramsés se puso muy nervioso, lo primero que preguntó era que qué tenía que hacer, y el faraón comenzó a darle consejos.
Primero tendría que hacerse pasar por noble, después conquistar a una mujer de la nobleza, y por último si nadie lograba descubrir que era un sirviente, el propio Tutankamón le cedería el trono.
Ramsés se lo tomó muy en serio, ya que era el sueño que perseguía desde pequeño.
Lo primero que tuvo que hacer fue dejar de ser sirviente, y cambiar de vestimenta. Fue a un pueblo vecino con Tutankamón, este le eligió y costeó la ropa. Ya iba cogiendo forma de noble. Ahora debería aprender los modales y un lenguaje más culto, para parecer un auténtico noble.
Tras varios meses practicando, ya podía hacerse pasar por noble sin que lo descubrieran.
El próximo paso era casarse con una mujer de la nobleza. Esto le costó más trabajo, ya que en su vida de sirviente no había podido mantener relación con ninguna mujer, pero tras un año, Ramsés consiguió encontrar a la mujer, con la que tendría un hijo.
Ya solo le quedaba un paso, que Tutankamón le cediera el trono. Y así fue tras varios años persiguiendo su sueño, Ramsés se hizo con el poder de Egipto. Había pasado de ser sirviente a faraón. Esto era una cosa inimaginable para un sirviente, y todo fue gracias a Tutankamón. Ramsés para agradecérselo mandó a construir la esfinge mayor creada con la cara de Tutankamón, y esta es la historia de cómo un sirviente pasó a faraón en tan sólo tres años….
Manuel Conde (PCPI2)
El FUEGO
Aquella familia de la
Prehistoria procedía de la evolución de homo erectus. Había como
unos ocho adultos, más varios chicos. Uno de ellos era muy listo, y
un día, ya en su pubertad, se alejó de la tribu de su familia, se
adentró en un bosque y se dio cuenta de que no sabía volver atrás.
Se puso muy nervioso y cuando empezó a oscurecer recogió ramas y
piedras para hacer un arma para poder cazar y para tener comida
durante la noche. Se fabricó una lanza y un hacha.
La noche caía, fue a
buscar algo de comida y cazó un ciervo para alimentarse. Mientras
estaba al lado de las ramas y del pasto, empezó a cortar el animal
para comérselo y hubo un choque entre dos piedras, de las que saltó
una chispa hacia las ramas y empezaron a arder. Él se quedó con la
boca abierta, no sabía qué era eso, y empezó a tocar para
comprobarlo y se quemó. Después de mucho pensar, tuvo una idea y
cogió la carne del ciervo y empezó a quemarla. Más tarde comenzó
a comérsela y se quedó asombrado con el gusto, estaba más bueno,
más sabroso que todas las carnes que había probado hasta entonces.
Cuando amaneció, y ya
con la luz del día reconoció el camino de vuelta, se dirigió
hacia su tribu y empezó hablar en su idioma, formado de gestos y
sonidos guturales muy variados. Todos se quedaron intrigados
preguntándose qué era lo que quería decir. Fue a por dos piedras ,
por pasto y por unas ramas secas, realizó los choque con las dos
piezas y , después de unos largos segundos de espera, brotó el humo
y tras él, las llamas. Pasó un trozo de carne y más tarde se lo
dio a su familia, quienes se quedaron muy sorprendidos por lo que
habían descubierto. Desde aquel día, y viendo los resultados de
aquel invento, empezaron a hacer fuego para comer y lo que, en un
primer momento , les causaba tanto temor, les fue de gran utilidad
para su cobijo y para su alimentación.
Con el tiempo y con
algunas generaciones fueron avanzando en sus ideas, como calentar
agua, hacer comidas de otras maneras. Aquel chaval fue creciendo,
fue aprendiendo poco poco y su capacidad seguía aumentando. Pasados
unos años, el joven creció y tuvo una familia, un niño y una niña,
que heredaron los conocimientos de su padre y siguieron avanzando en
la evolución de los seres humanos.
Domiciano
González Vega(PCPI2)
¡POR ESPARTA!
Hace muchos años, en la
Edad Antigua, concretamente, nació un niño de madre y padre
espartanos. Al joven le llamaron Manuel Antonio. Aún siendo nino,
como era normal en esta sociedad, tuvo que pasar una serie de pruebas
para ver si serviría para ser guerrero cuando llegara la ocasión.
Al meter al niño en el
río con el agua fría no lloró, ni siquiera se inmutó de lo que
estaba pasando, solamente se reía cuando lo introdujeron en el agua.
Las personas que había allí presentes no podían creer lo que
estaban viendo: “Ese niño promete ser buen guerrero”, se decían
unos a otros.
Pasados unos años, el
joven, después de haber pasado su gran infancia con su madre-- ya
que era su padre guerrero, y no podía salir del cuartel de
reclutamiento-- a sus siete años Manuel Antonio fue separado de su
madre para desempeñar una tarea de guerrero espartano. Cuando tenía
catorce años lo dejaron abandonado en un bosque en pleno invierno,
sin ropa, ni armas y sin comida. El debía matar o sobrevivir ante un
fiero lobo o cualquier animal de peligro y tendía que llevarle la
piel a los dos reyes espartanos.
Manuel Antonio regresó
a Esparta después de cuatro meses perdido en el bosque. Cuando entró
en Esparta los reyes creían que había muerto en el frio invierno.
Todas las personas allí presente: guerreros, mujeres, niños y los
más altos cargos quedaron sorprendidos de lo que habían visto. Él
contó a los reyes lo que había sentido en esa última prueba antes
de entrar en el ejército espartano.
Manuel Antonio, tras
haber acabado su formación militar de doce años de aprendizaje,
logró entrar en el ejército de su patria “ESPARTA “.
Después de varios años
de contiendas, Manuel Antonio se convirtió en uno de los dos reyes,
había salvado muchas batallas como general del ejército espartano.
Esparta entró e guerra
con Troya, tras desigualdades de los reyes, pues el rey troyano
quería Esparta. Manuel Antonio fue hacía las Termópilas para que
los troyanos no lograrán conquistar Esparta. Nuestro rey se llevó
al combate todos los hombres con descendencia y mas capacitados en la
lucha, o sea unos 700 hombres. Troya los superaba en número, armada
y ejercito que poseía. Los espartanos salvaron tres batallas
aguantando las envestidas de los troyanos, sus hombres caían cada
vez más y los espartanos lograban ganar las batallas que los
troyanos les daban, hasta que un ejército de armada arquera y
caballería pudo arrebatarle la vida a Manuel Antonio y a todo su
ejército que tenía a su disposición. Troya conquistó Esparta y
algunas de otras polis de Grecia.
Juan Antonio González
Valle. 2º P.C.P.I.
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