domingo, 18 de abril de 2021

CARTAS IMAGINARIAS

 CARTAS IMAGINARIAS. LÁZARO DE TORMES


El Lazarillo de Tormes es una novela picaresca anónima, escrita en el siglo XVI, cuyo protagonista, Lázaro de Tormes, le cuenta su vida a Vuestra Merced como si de una carta se tratara. Pero cómo habrían sido las cartas de Lázaro a su madre, a su hermano o a sus antiguos amos. Los alumnos de 3º C han creado esas cartas imaginarias en las que Lázaro les cuenta anécdotas de su vida a sus familiares y antiguos amos.


CARTA DE LÁZARO AL CIEGO


Querido ciego del que jamás supe el nombre: 


Después de tantos años me he esforzado, he buscado hoja y tinta y he osado escribirle una carta.


Sin embargo, ésta no es una carta de agradecimiento y mucho menos de amor. No diré que tengo el deseo de que responda a esta carta ni que espero volver a encontrarnos pronto ya que, realmente, no tengo buenos recuerdos de usted, ni de cómo era mi vida junto a vos.


Éramos ambos unos ambiciosos, tercos, astutos y mentirosos.


Sí, yo le mentía, mas vos, ciego, me devolvíais la jugada. Tanto mi amada madre, que le juró que no saldría peor hombre que mi padre, como usted, que aseguró que cuidaría de mi pequeño mundo de crío. Tanto yo que juré comer no más que las uvas de una en una, como usted que parecía creerme. Todo, mentiras, que convirtieron mis días ,ya horrendos, en infernales.


Mas, que odie todo lo que sucedió entre nosotros tampoco significa que le odie a usted. Ya que no voy a sacar de mi mente a la fuerza todas aquellas enseñanzas, que aún de malas formas, me enseñó. Porque sí, me dio una gran calabazada contra aquel toro que hizo que me encontrara inconsciente, mas también hizo que despertara de aquella simpleza en que, como niño que era, estaba dormido. Aquello que tanta falta me hacía.


Porque mi vida a su lado era un infierno, pero uno del que o salías muerto o más vivo que antes.


Y quizás la única cosa que me dijo y no resultó ser mentira fue que me iba a dar consejos para sobrevivir. Y al verme vivo veo que lo hizo bastante bien.


Tan bien que tras usted encontré muchos más amos con los que pasé mil penurias, descubrí la hipocresía, las falsas apariencias y aquello a lo que llaman avaricia. Pero al fin y al cabo seguí sobreviviendo. 


Hasta que gracias a la suerte que jamás poseí, me encontré con mi señor, el arcipreste de San Salvador, el cual fue tan bondadoso que me casó con una de sus sirvientas, con la que ahora me encuentro casado; ella es lo que más quiero. Además tengo un trabajo digno de mis esfuerzos. El más prestigioso pregonero de vinos soy. Y aunque las malas lenguas quieran desabotonar mi felicidad botón a botón, seguiré arrimándome a los buenos.


Si, ahora me encuentro fardando de todo por lo que un día no morí.


Y para terminar, ya que nuestra relación se basaba en mentiras, mentiré de nuevo diciendo que ojalá nuestros caminos se encuentren de nuevo.


Se despide,

Aquel pequeño criado suyo, Lázaro.



Realizado por Gema Jiménez




CARTA DE LÁZARO A SU MADRE


Hola madre,


Ha pasado mucho tiempo desde que nos vimos por última vez y han pasado muchos acontecimientos desde que usted me dejó a cargo de aquel ciego, mi primer amo, que si usted supiera las cosas que me hizo ese despiadado hombre probablemente me hubiera buscado otra persona a quien servir. Sin embargo, aquel ciego me enseñó todo lo que sé y me hizo más astuto que un zorro. 


Mi infancia podría resumirse en una terrible hambre y un instinto de supervivencia. Ninguno de mis amos me alimentó como es debido pero no se preocupe, pues ahora vivo con una hermosa sirvienta del arcipreste de San Salvador en una acogedora casa e incluso tengo un trabajo con el que puedo ganar suficiente dinero para poder comer bien.


No quiero que se preocupe por mi niñez ya que gracias a eso hoy soy quien soy y estoy orgulloso de ello, por lo que quiero que sepa que también viví momentos graciosos(aunque entonces no lo fueron) como cuando tuve un amo hidalgo al que yo mismo tuve que alimentar de lo pobre que era o mi estancia con algunos clérigos que han hecho que aborrezca ir a la Iglesia.


Me gustaría saber cómo están mi hermano y usted y qué ha sido de sus vidas. Me gustaría que me invitara algún día a comer uno de sus sabrosos platos, pero por favor que no tenga cebolla, porque mi segundo amo hizo que las aborreciera puesto que era lo único que me daba de comer.


Espero veros pronto, Lázaro.



Realizado por Julia Borreguero





CARTA DE LÁZARO AL ESCUDERO

Querido escudero:


Me complacería saber qué fue de usted después de su marcha fugaz, ¿volvió donde usted tenía tierras?. A mi pesar, extrañé su presencia. Fue mi mejor amo, aunque dadas sus circunstancias empobrecidas no pudiera alimentarme como es debido. Me habría gustado que usted hubiese sido alguien más honrado, yo caí en su mentira, como todos los de aquel pueblo de Toledo, tan buenas vestimentas y tan buena sonrisa, mientras que lo que escondía detrás era un pobrezuelo hidalgo, y disculpe mis formas pero era así, y espero, por el bien de todos, que no siga siendo así. 


Después de usted viví muchas penurias y calamidades, mis amos siguientes a vos no fueron los mejores, a pesar de que, gracias a uno de ellos, aprendí el oficio del cual me siento muy complacido.


Ha de saber que ahora vivo bastante bien, con una mujer que sirve al arcipreste de San Salvador y siendo pregonero de vinos, no me podría ir mejor. Aunque, en el pueblo en el que me encuentro viviendo hay muchos rumores, nada buenos, ¿qué traen de bueno los rumores? Sólo traen mala vida. El caso es que estos rumores son a causa de mi mujer, todos andan diciendo que le hace la cama al arcipreste, y no de buenas maneras. Gran parte de lo que estoy viviendo ahora es gracias a usted, ya que si no se hubiera dado a la fuga nunca podría haber llegado a lo que ahora me encuentro siendo.


Así que estoy muy agradecido con usted, aunque en los tiempos aquellos no lo estuviese mucho. Espero que ahora viva como un escudero ejemplar y tenga una preciosa doncella a su lado.


Con Dios,

Lázaro 


Realizado por Mariam Loza





CARTA DE LÁZARO A SU HERMANO PEQUEÑO


Querido hermano:


Nuestros caminos se separaron cuando tú todavía eras un bebé. No entendías por qué eras negro pero ahora sí lo harás y dejarás de gritar "madre, coco" al ver a otra persona de tu color frente a ti. Cuando me separé de vosotros tuve que irme a buscar a un amo para servirle y así ganarme la vida de algún modo.


Buscar un amo no es una tarea fácil, a lo largo de mi vida he tenido muchos amos: un ciego, un clérigo, un escudero, un fraile, un buldero, un pintor de panderos y un capellán. Sé que son muchos, pero todos ellos me han enseñado a valerme por mí mismo a base de golpes y enseñanzas.


El único que me dio un trabajo para conseguir dinero fue el último: el capellán. Él me trataba bien y me dio un asno para trabajar como aguador.


Me he casado con la criada del arcipreste de San Salvador y estoy muy feliz. Mi trabajo ahora consiste en pregonar vinos; sí, soy pregonero de vinos. No es un mal trabajo, sino al contrario, voy por las calles pregonando los vinos y recorro toda la ciudad.


Os echo mucho de menos: a mamá, a Zaide y, sobre todo, a ti. Espero que todo te vaya bien.


  Un abrazo,

                                                                          Lázaro.


Realizado por Manuela Navarro




CARTA DE LÁZARO AL CLÉRIGO DE MAQUEDA


Querido amo:


Soy Lázaro de Tormes, el niño al que te encontraste en Maqueda, el que te pidió limosna y le preguntaste si sabía ayudar a misa. 


Aún recuerdo cuando me dabas poco de comer, sólo una cebolla cada cuatro días. Además , comparado con mi primer amo, me tratabas peor, porque el ciego aunque me daba también poca comida me enseñaba algo aunque fuese a base de golpes.


Eras muy tacaño pero, gracias a los entierros a los que asistíamos ,conseguía comer algo. Por eso deseaba que alguien muriera y a los que no, los maldecía.


Un día llegó un angélico calderero que me preguntó si tenía que reparar algo y le dije que no, pero que si me podía dar una llave que abriera el arcón en el que usted señor clérigo guardaba los panecillos que no me dejaba comer. Probó todas las llaves que llevaba para ver si una abría el arcón, hasta que consiguió que una lo abriera. Le pagué con uno de los panecillos que había en el arcón y luego cogí otro para mí, y cerré el arcón con la llave y la guardé. Usted pensó que eran ratones los que se llevaban el pan por eso los contaba. Como hice agujeros para que pensara que eran ratones después los tapaba. Luego, me comí las cortezas del pan para que no sospechara usted que era yo. Más tarde pensaba que era una culebra por lo que le decía la gente del pueblo, y como una noche me guardé la llave en la boca y como el ruido que hacía al dormir con la llave en la boca era parecido al de una culebra, me descubrió y me dio un golpe en la cabeza pensando que era la culebra. Me llevé unos días con dolor de cabeza provocado por el golpe, antes de que aquella anciana me curara el golpe y me diera de comer. A los quince días después de curarme me dijo que ya no necesitaba mis servicios, que ya no quería a un criado tan diligente como yo. Usted se metió en su casa y cerró la puerta. 


Más tarde me encontré con un escudero que iba por la ciudad de Toledo y que me preguntó si buscaba amo, le contesté que sí, pero este nuevo amo no tenía dinero y lo alimentaba yo a él en vez de él a mí. Después de algunos episodios que viví con el escudero, me dejó por no tener dinero para pagar sus deudas.

 

Luego encontré al fraile de la Merced que me llevaba todos los días a caminar por caminos, y por esa razón y otras que no diré, lo dejé. Después de dejar al fraile conocí a un buldero que iba vendiendo bulas por los pueblos. Esas bulas eran falsas porque el buldero era un mentiroso y un estafador, junto con el alguacil. Dejé también al buldero por una estafa que hizo con el alguacil, que gracias a esa mentira logró conseguir que todas las personas de todos los pueblos le pagaran  las bulas.


Mi séptimo amo fue un capellán, que gracias a él conseguí convertirme en vendedor de agua y gracias a ese oficio conseguí mi primera ropa usada. Decidí dejarlo también.


Luego me convertí en pregonero de vinos y pregonaba los vinos del arcipreste de San Salvador, el cual me casó con una criada suya, a la que quería mucho. Él nos regalaba comida.

Hubo un rumor de que el arcipreste mantenía relaciones con mi mujer, pero yo no lo creí y decidí creer a mi mujer y al arcipreste.


Ahora vivo con buen trabajo, una esposa a la que quiero y buena fortuna.



Me despido de usted                                                                                                  

                                                                                        Lázaro de Tormes 

 

Realizado por Ana Rocío López




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