martes, 17 de marzo de 2015

Cuéntame un cuento



He aquí una selección de cuentos adaptados por los alumnos de cuarto de Diversificación. Seguro que no tenéis problema para adivinar el texto en el que se han inspirado.

LA NIÑA DEL VESTIDO AZUL
Erase una vez una niña muy fea, su padre le había hecho un vestido azul y, como siempre o casi siempre, iba con él la llamaban la niña del vestido azul.
Un día su padre le dijo que le llevara un vestido a su abuela que vivía en el otro lado de la ciudad , la ciudad era muy peligrosa ya que en la ciudad siempre había ladrones y siempre estaban robando y haciendo daño . La niña cogió el vestido, lo metió en una mochila y empezó su camino hacía la ciudad. Allí siempre se encontraba con sus primos y amigos , de repente vio a una pandilla de hombres
con capuchas negras, la siguieron, ella se escondió y los ladrones continuaron.
La niña del vestido azul se entretuvo comprando pasteles para su abuela , por fin llegó, llamó a la puerta y su abuela ¡ no estaba ! Estaba en el armario amarrada y con la boca tapada. Habían sido los de la capucha.
Unos vecinos, que vieron lo sucedido, llamaron a la policía y capturaron a los ladrones. Por suerte, a la abuela no le hicieron daño y su nieta le dio su vestido y los pasteles. Los ladrones entraron a la cárcel y ya nunca mas volvieron a robar .

Marina Vega Fernández 

 La nueva Caperucita
Érase una vez una niña cuyo color preferido era el rojo. Se caracterizaba por llevar una caperuza roja. Era un poco desobediente con su madre y le hacía poco caso.

Un día su madre le pidió que fuera a casa de su abuela para llevarle un tarro de mermelada y, después de quejarse varias veces, accedió a ir.
La madre le dijo la dirección que tenía que tomar, pero ella no le hizo caso y decidió coger un atajo.
En medio del camino se encontró con un pobre lobo que estaba llorando, ella se acercó a preguntarle preocupada:
- Qué te ocurre? Dijo ella
- Que me he perdido y estoy triste, mi casa está lejos y no sé regresar.
Ella le respondió que le ayudaría porque sabía bien el camino.
Mientras pensaba gastarle una broma le dijo que podrían jugar a un juego que fuese divertido.
Como ella sabía el camino le dijo al lobo que tirase por el camino más corto, que ella tiraría por el más largo llegando hasta su casa. El lobo llegó a un lugar totalmente desconocido; no sabía dónde estaba, seguía perdido y desilusionado. Después de esperar un rato a la joven de la capa roja, decidió marcharse de allí. Caperucita nunca jugó con él a aquel juego, fue directamente a la casa de su abuela sin importarle en absoluto lo que le ocurriera al pobre lobo.

  


Cecilia Cabello González







Margarita y Florín


Margarita y Florín eran hijos de una afortunada mujer. Era una familia tan rica que, una noche, el padrastro convence a la madre para abandonar a los niños en la plaza del pueblo, dado que no les caían bien. Florín escuchó esto, por lo que salió de su casa a pedir dinero y a estar toda la noche en la calle...
Los hermanos se durmieron, y apenas salió el Sol cuando comenzaron a caminar para regresar a casa. Llegaron; la madre, sorprendida por el hecho, decidió que la próxima vez los echaría  para que no regresasen más .
Esta vez fue Margarita la que oyó aquello y quería  salir a la calle pero no podía porque su madre no la dejaba.
Después de estar varios días en la calle hasta la madrugada, aburridos, deciden entrar en un teatro musical y escuchar música de aquella época . Los hermanos llegaron a la casa de una señora pero, todavía no sabía ninguno de ellos que aquel bella mujer iba a ser tan importante y significativa para ellos.
Penélope, que así se llamaba la mujer; decide dejarlos entrar  y ser una criada para ellos, cuidarlos, vestirlos y alimentarlos cuando, de repente, Margarita nota algunas semejanzas en la cara de su hermano Florín y aquella señora.
A los pocos días salió en las noticias que había muerto una pareja en un accidente y descubrieron que habían sido sus padres actuales.
La señora, que también había sentido las mismas vibraciones que sus hijos, se sentó con ellos y decidió contarle la verdadera historia de sus vidas. Les contó que, cuando eran pequeños, los abandonó porque no tenía nada que darles y prefirió que fueran acogidos por una familia rica, sin sospechar que después serían tratados mal, pero nunca iba a imaginar que volvería el día de que sus hijos serían los que regresarían a ella.
Ninguno de ellos se enfadó . Vivieron juntos y fueron felices para siempre.






Alexandra Ortiz
 

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