Una anécdota es un tipo de texto narrativo en el que mostramos algunas de nuestras experiencias más divertidas, curiosas o sorprendentes. El encanto de la historia no sólo está en el hecho mismo que se relata si no más bien en la manera de relatarlo. Todo el mundo puede conocerla, pero no todos pueden encantar al público con sus palabras. Los alumnos de 1º B nos cuentan alguna anécdota pasada por agua. Espero que os gusten.
UNA BARRIGA UN POCO EXTRAÑA
Cuando me fui a la habitación a ducharme, me di cuenta de que la barriga la tenía toda llena de ronchas, como si llevara un traje de flamenca a lunares. Aunque no sabíamos lo que era, para curarnos en salud, me echaron mucha crema hidratante, pero los lunares no se quitaban, ahora estaban más brillantes.
Al día siguiente volvimos a la piscina, y ya mi madre se dio cuenta de que me había raspado la barriga con los chinos que cubrían el gran islote.
Lucía Benítez ( revisado y ampliado)
UN COCODRILO TERRIBLE
Ainhoa Pérez ( revisado y ampliado)
UN ESCONDITE PERFECTO
Era un buen día para ir a la playa y llevábamos varias semanas celebrando la excursión,
pero a mi tío se le puso la barriga mala y ninguno de nosotros quería quedarse en tierra, así
que todos tuvimos que ir en el coche de mi padre. Seis personas, cuatro de ellas pequeñas,
no eran tantos, pero a la policía eso no le gusta nada.
Cuando llegamos a la playa y abrimos el maletero, sacamos al pequeñín sano y salvo ,
pero una persona que nos vio se puso a pelear con mi padre diciéndole barbaridades
que mi madre me prohíbe repetir. Aquel señor, con parte de razón, se creía que lo
estábamos secuestrando. Al final, mi padre le explicó todo lo ocurrido y todos nos
pusimos a reír.
Manuel Rodríguez Burgos ( revisado y ampliado)
UN DÍA CAÓTICO
Yo suelo pasar gran parte del verano en Chipiona, en una preciosa casa que mis padres
compraron hace unos años . A mí me encanta pasar mis veranos allí debido a que tengo
muchos amigos y amigas y, además, la playa. ¿Qué más se puede pedir?
Pues bueno , un día cualquiera , yo y mis amigos decidimos almorzar en la playa.
Después de los preparativos , quedamos a las dos para comer y nada más finalizar,
nos metimos directamente al agua , sin hacer la digestión, ya que afortunadamente fuimos
solos.
En la zona de la playa donde quedamos había muchas rocas con la función de facilitar
la pesca cuando baja la marea . Cuando la marea está alta no hay rastro de rocas. En el
momento en que nos bañamos la marea estaba alta y después de un buen rato la marea
comenzó a bajar , pero aún así el agua nos seguía cubriendo mucho.
Al rato , como la marea ya estaba baja nos saltamos el “muro” ,que es una gran fila de rocas
que divide la orilla de la profundidad y frena las olas. Después de nuestra maravillosa idea, las olas nos golpeaban con fuerza contra el muro y nos era muy difícil intentar escalarlo. Tras numerosos intentos logramos subir, pero casi todos salimos heridos , sobre todo un amigo nuestro que tenía unas heridas impresionantes en la espalda. Además, todos sentíamos escozor y picor por alguna extraña razón.
Al darnos cuenta de esta situación fuimos a la Cruz Roja , donde le desinfectaron las heridas
a nuestro amigo, nos comunicaron que nos habían picado medusas y nos echaron una
pomada en las zonas donde sentíamos picor.
Nolasco Bonilla
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