La vida es dura
Qué bonita
amistad guardo de mi amigo Carlos. Siempre
quedamos en el parque y después nos vamos a jugar al
frontón, fútbol, tenis y ping-pong. Pero esta unión se puede acabar de un
momento a otro porque nos vamos cada uno a un instituto distinto. Sin embargo, espero que esta amistad siga hasta el fin de los
tiempos.
En mi nuevo
instituto me he echado un amigo que se llama Noider y es muy divertido. Divertirse es una palabra que pongo a prueba
con esta persona porque me entretiene con sus historias y me recomienda muchos
juegos para el móvil. Él practica muchos deportes, como el baloncesto y el hockey.
Pero algunos de esos deportes son muy peligrosos
como el parkour, boxeo y karate. Un día normal, Noider me quitó el borrador y me enfadé mucho con él y no le
volví a hablar. Y aunque el otro día me compró un borrador para hacer las paces, yo aún sigo enfadado.
Después de esto quedé con Carlos para jugar al frontón. Cuando salimos de su
casa le esperaba un niño que según me dijo era su mejor amigo. Esto me partió
al alma, alguien había ocupado mi lugar, así que me enfadé mucho con él y no volví a verlo. Pero el mundo, por cosas extrañas, da muchas vueltas y puede que nos vuelva a unir.
Unas vacaciones por
Barcelona
Una mañana de invierno me desperté y preparé la mochila para
dirigirme al instituto. Cuando llegué a mi casa mi madre me dijo que me
acostase por la noche temprano para estar fresco para el día siguiente. Al día
siguiente, sobre las 5:30 de la madrugada, me despertó mi madre y me dijo que
me levantase al instante porque íbamos a perder el avión. Yo le pregunté que
cuál avión íbamos a perder y ella me respondió con un ¡DEPRISA!
Por el camino yo me preguntaba que adónde íbamos.¿ Sería verdad que íbamos a perder el avión? Justo cuando llegamos al aeropuerto lo vi
en la pantallita: el avión que debía de coger estaba punto de despegar. No vi
ningún destino porque lo que me preocupaba era el avión y la hora a la que
salía. Pasamos el control de seguridad y todo estaba correcto. Corrimos sin
mirar atrás hacía la puerta de embarque. Mi madre me dijo que era ahí hacia donde teníamos que ir para
cogerlo. Una vez dentro, ya montados y sentados, le pregunté a mi
madre que para qué íbamos a Barcelona, qué se nos había perdido allí. Ella me respondió que cuando llegásemos allí
me lo contaría.
Pasaron 2 horas desde que despegamos de Sevilla y mi madre me dijo que viajábamos
para pasar las vacaciones de Navidad en Barcelona. Llegamos al hotel que mis
padres habían reservado y, al llegar, la recepcionista nos dijo el número de
nuestra habitación y subimos. Ya en la habitación, vaciamos las maletas y la
colocamos en el armario. Ya en la noche, decidimos salir a comer
a un restaurante italiano que había justo enfrente del hotel. Una vez hubimos
cenado, nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Llegaron las 12 de la
noche y decidimos irnos al hotel a descansar. A la mañana siguiente, mis padres
nos llevaron a mi hermana y a mí a un evento de videojuegos que había por
Barcelona. Una vez allí entramos y nos dieron unas acreditaciones para poder
jugar a las consolas. Paseando por el evento vi una zona en la
que habían Youtubers famosos con quienes te podías hacer una foto. Yo saludé a mi Youtuber favorito, llamado TheGrefg, y
él, con una sonrisa, me dijo: “¡Qué tal estás!” Yo estaba muy nervioso cuando me
saludó, así que mi hermana tuvo que responder por mí. Se hizo tarde y tuvimos
que abandonar el evento. Al llegar al hotel nos dirigimos a la habitación y nos
acostamos todos. Al día siguiente, mi madre me despertó diciéndome que debíamos
levantarnos porque justo ese día era el día de la vuelta a Sevilla.
¡FUERON LAS MEJORES VACACIONES DE MI VIDA!
ME ENCANTA LA VIDA
Aquel
día me levanté por la mañana y desayuné un vaso de zumo exprimido de naranja
mientras miraba la hermosa playa de Huelva en mi apartamento. Cuando terminé me
quedé mirando a la playa y me dije a mí mismo “¡QUIERO APRENDER!”. Me fui a una clase de lengua, pero me acordé
de que era domingo y que estaba cerrado el instituto. Era la primera vez que
sentía la necesidad de estudiar. Estuve andando por la playa de Huelva mientras
esperaba que llegara el próximo día.
¡Por
fin llegó el día! Tenía ganas de aprender. Me bañé, cogí una camisa a cuadros y
unos vaqueros azules que se me rompieron al sacarlos del perchero. Cogí una
carpeta con folios, que tenía en el mueble del salón, las llaves de mi coche, y
salí de mi apartamento con mi Chevrolet del 80 rojo en dirección a las clases. Llegué a la clase
de Creatividad Literaria y me senté al lado de la ventana desde donde
contemplaba el cielo cubierto de nubes. Había una que tenía forma de perro y
fue la fuente de inspiración para mi primer relato.
¡ME ENCANTA ESTA CLASE!
Cosas del día a día
Fuimos al Ikea en busca de
una mesa ya que la
nuestra se había roto por el paso de los
años. Cuando ya nos decidimos, escogimos un modelo de mesa único con detalles
que marcaban la diferencia entre los otros modelos; pero un altavoz de allí
nos dijo que había otra oferta de una aún mejor. No encontrábamos la
oferta por ningún lado, así que le preguntamos a un caballero de la sala. Aquel amable hombre
nos dirigió adonde se encontraba la oferta de la gran mesa. Cuando por fin
salíamos de aquel infierno de muebles y sofás, a mi madre no se le ocurrió otra
cosa que ver una oferta de velas con las cuales podría hacer un ambiente romántico y acogedor en la
casa. Podríamos disfrutar de ese perfume en invierno tomando
un chocolate caliente junto al radiador, mientras leemos
un libro de amor y pasión.
En aquel momento grité inesperadamente a mi
madre-- ¡¡¡Mama!!!¿Todo eso para comprar
unas velas?
Pero bueno, no me enrollo más. Por fin pagamos y nos fuimos . Al llegar a cas
nos dimos cuenta de que se nos había olvidado comprar lo más importante: el ventilador.
Mi Nuevo Regalo
Un día, como
otro cualquiera, vino mi madre con una pequeña caja y me dijo: “Este es tu regalo de cumpleaños”.
Entonces lo abrí y era un perro pequeño,
tanto que me cabía en la palma de la mano. Tenía el pelo marrón, los ojos
negros y las orejas grandes. Cuando pasaron algunos días cogí una libreta y un lápiz y empecé a buscar nombres por internet, sin
embargo no me gustaba ninguno. Pero justo al final de la página había un nombre
que me gustaba, “Candy”. Al principio no me acostumbraba al nombre, pero
cuando pasó un tiempo ya lo controlaba. Lo quería tanto y le tenía tanto amor
a mi perro que me acompañaba a todas partes.
Pasados unos
días pensé que lo podía entrenar para
que se sentase a darme la patita, y así lo hice. Por la noche puse mi comida en
el microondas, me senté en la mesa y me puse
a comer. Noté que me miraba con una cara…entonces cogí su pienso y le eché de
comer a él. Era como mi hermano, todos los
días juntos y divirtiéndonos. Su pelo se iba oscureciendo por el lomo, y cada
día era un poco más grandes y más juguetón. Nos queríamos mucho.
MI VIDA
Un día, en mi campo junto a mi familia, le hicimos una fiesta sorpresa a mi hermana. Cuando llegó y nos vio a todos allí con la tarta, se emocionó mucho ya que no se lo esperaba. Nos bañamos, jugamos a las raquetas, bailamos, comimos, bebimos, hicimos de todo y nos lo pasamos muy bien. Pero, de repente, me acordé de que tenía un examen y si no estudiaba suspendería; me fui a mi casa y me puse a estudiar mucho hasta sabérmelo todo. Al día siguiente fui al examen y lo aprobé con un 5,75. Por la tarde fui a tomar algo con mi amiga y contamos historias graciosas que nos habían pasado. Le conté cuando me caí en medio de un concierto y se echó a reír. Pasado un rato nos despedimos y me fui. De camino a casa pisé un bolígrafo y me manché los zapatos. Al llegar a casa intenté lavarlo, pero no se iba; me las quité y me puse mis zapatillas de andar por casa. Después fui a bañarme y en el camino a la ducha tropecé con una silla y me hice una herida que me curó mi madre. Poco después me duché, me puse mi pijama y vi en netflix una peli de amor.
Daniel Romero
UN DÍA CON VANESA
Ayer se vino Vanesa a mi casa cuando salimos de clase. Al terminar de comer nos pusimos a hacer los deberes y a estudiar. A las 6:30 de la tarde nos fuimos al parque donde estaban nuestros amigos y cuando llegaron las 9 de la noche llevé a Vanesa a su casa y quedamos para el día siguiente para montar a caballo, porque quería aprender a montar a caballo. Cuando terminamos de montar nos fuimos a casa de Vanesa y, como era su cumpleaños, le hicieron un regalo muy especial para ella, un proyector. Cuando le dieron su regalo le dijeron a Vanesa que tenía un billete de avión para ir a Mallorca a ver a su padre, que estaba allí trabajando. Al rato fuimos a llevar a Vanesa al aeropuerto, vimos un hombre de seguridad bastante guapo y nos quedamos mirándolo. Este nos dijo “hola” y nosotros empezamos a reírnos. Nos dijo que si le dabamos un beso y le dijimos que no. Empezó a reírse con nosotras. Poco después nos despedimos llorando y dándonos dos besos. Ya cada una se fue para su casa respectiva.
Clara Melero